Nuestra Institución es creada en septiembre de 1957 por el Canónigo Pedro Luis Calero Jara quien dona el terreno de 7200 m2. y la infraestructura básica para iniciar la educación primaria. Contó con el apoyo de las Hermanas Misioneras Lauritas quienes la regentaron durante 28 años. Desde 1985 asume la administración la Comunidad “Siervas de la Madre de Dios” hasta la actualidad. Inicialmente funcionó como Escuela Primaria en 1974 se implementa el Jardín de Infantes y desde 1997 se extiende el servicio educativo con el ciclo básico y el Bachillerato.

Ubicada en el barrio San Isidro de El Inca al noreste del Distrito Metropolitano de Quito; esta institución cincuentenaria acoge a niños, niñas y jóvenes de 4 a 18 años en sus niveles: INICIAL 2, BÁSICA GENERAL Y BACHILLERATO GENERAL UNIFICADO bajo el Carisma de su fundador Canónigo Pedro Luis Calero Jara: “Educad cristianamente a la niñez y juventud” y de Madre Elisa de Jesús Jaramillo Botero – fundadora de la Comunidad Religiosa Siervas de la Madre de Dios – : “Celo ardiente por la niñez y juventud necesitadas”.

 Madre Elisa Jaramillo

La vida de la Madre Elisa fundadora fue una búsqueda permanente de su tarea definitiva en la Iglesia. Buscó a través de las diferentes etapas de su vida, hasta su encuentro definitivo con el Padre: oración, estudio, diálogo, encuentros, entrevistas, proyectos, temores, negativas, rechazos, burlas, injusticias; todo era poco, si por ellos podía descubrir los designios de Dios sobre su vida. Temores, negativas, rechazos, injusticias eran considerados minucias si por ellos podía descubrir los designios sobre su vida. Buscadora permanente, sin cansancio, sin desaliento. Siempre en camino, siempre en búsqueda. Ni siquiera los cuatro años que Dios le regaló como religiosa dejó de buscar cómo dar gloria a Dios y cómo salvar muchos niños, niñas y jóvenes.

Pedro Luis Calero

El reverendísimo canónigo Pedro Luis Calero Jara, nació en Guamote provincia de Chimborazo el 10 de diciembre de 1876 y falleció en Quito, el 30 de mayo de 1971. Sus primeros años los disfrutó en Riobamba junto a sus padres y seis  hermanos, pronto quedó huérfano de padre y madre, volviéndose entonces tutor de su hermano menor José Carlos, con quien tuvo mucha afinidad y largas horas de conversación. De su carácter se conoce que fue firme, sus reglas y normas familiares se fundamentaban en el amor a Dios, su mejor legado familiar es el de amarse entre hermanos. Cuando sintió el llamado de Dios vino a vivir en Quito en el barrio de  El  Tejar, entonces entró al Seminario y el 4 de mayo de 1900, fue nombrado sacerdote por el Obispo Pedro Rafael González Calixto, en la ciudad de Quito. El Dios y la oración silenciosa fue el pilar fundamental para ser un buen sacerdote, tenia afición por la lectura, pero sus temas favoritos eran los de carácter religioso, el  oratorio era su lugar  especial para el  dialogo con el Señor. Con su familia y personas que trataba era generoso, disponía de un buen sentido del humor, participaba en las reuniones y comidas familiares en las que demostraba un excelente apetito, degustaba complacidamente  desde luego después de dar gracias por el alimento. Su interés por la niñez y juventud, hizo que fundara y participara como docente en el Colegio Benítez. Se distinguió por la culturización y evangelización  de varias parcialidades de la Sierra y el Oriente.